Por Manuel Ramos
MSFS, AEP, CHFC, LUTCF, CFS, CES, CIS
Economista, Analista y Gestor de Inversiones
Hoy por hoy, la voz de la inflación se ha hecho escuchar alrededor del mundo por sus mismos promotores…los bancos centrales. El debate se encuentra muy acalorado entre líderes de las políticas fiscales y monetarias, economistas y analistas de los mercados, sobre si la actual señal de inflación será trivial y pasajera, o bien, si ésta formará parte de la economía por un largo período. La realidad, es que la inflación no encuentra freno en EE.UU. Al cierre de junio de 2021, el índice de precios al consumidor (IPC) se ha disparado a 5.4% (máximo alcanzado en 2008) y una inflación subyacente (sin contar energía, ni alimentos) a 4.5%, promedio no visto desde 1991.
La estanflación es un período de alta inflación en el que los precios de productos y servicios continúan en alza en medio de un estancamiento económico, lo cual afecta las cadenas de suministros e incrementa la escasez. Para evitar una depresión económica durante la pandemia del Covid19, los gobiernos se enfocaron en imprimir dinero de forma masiva y ha sido la impresión monetaria de mayor magnitud en tiempos modernos. Lo cierto, es que cualquier política monetaria y fiscal excesivamente laxa desemboca en una hiperinflación, o peor aún… en estanflación. Recordemos que la era de la Gran Inflación de los años 1970 se produjo después de dos shocks a la oferta (negativa) de petróleo durante la Guerra de Yom Kippur de 1973 y la Revolución Iraní de 1979.
Contraargumento
Los estímulos monetarios no desatarán una inflación, cuando menos no permanente, ya que la mayor parte de los hogares tenderán a ahorrar parte de los estímulos para saldar deudas de corto plazo. La nueva propuesta multimillonaria de la administración Biden para renovar la infraestructura del país, no sólo hará subir la demanda sino también la oferta al expandir el stock de capital público en beneficio de una mayor producción.
Los bancos centrales son los prestamistas de última instancia y perturbadores del ciclo económico, ahora están adecuando mejor que antes al proveer alivios monetarios y de crédito. Esta excesiva liquidez ha derivado en una inflación de activos en el corto plazo, la cual puede controlarse con políticas monetarias restrictivas, como incrementar las tasas de interés.
Consejos para invertir en tiempos de estanflación
La estanflación, cuyo término se popularizó durante la crisis del petróleo en la década del ‘70, es considerada por muchos especialistas como uno de los escenarios más complejos para operar. En este contexto, invertir en la bolsa de valores puede implicar desde pérdidas hasta una ganancia muy inferior, así como también la obtención de una importante suma de dinero debido a que se invirtió en un momento ideal. Aunque no existen fórmulas perfectas para obtener grandes ganancias económicas, lo mejor es por un lado determinar (a partir de diversos factores) si le conviene invertir en dólares, euros u otra moneda. Por otro, evaluar si la mejor opción es simplemente atesorar billetes o generar ingresos pasivos en una divisa, entre otras.
Los gestores de inversiones recurrimos a la estadística financiera y a la historia de ciclos económicos para identificar los sectores que ofrecen mayor resistencia durante períodos de estanflación. Un portafolio de inversión debe incluir activos comunes como oro, materias primas, inversiones inmobiliarias y los Treasury Protected Securities (TIPS). Muchos inversores han elegido al oro como una “moneda alternativa”, particularmente en países donde la moneda regional tiende a devaluarse fuertemente.
Las materias primas y la inflación tienen una relación única, las materias primas son un indicador del advenimiento de tiempos inflacionarios; a medida que aumenta el precio de una mercancía, también sube el precio de los productos que se utilizan para producir la mercancía (la madera, el algodón, el petróleo, la lana, rocas y minerales, etc.)
Cambios al modelo de inversión
Los inversores que buscan posicionar sus carteras para este entorno económico complicado deberían ajustar la asignación de sus activos de inversión, colocando un porcentaje del capital en activos reales. Los activos reales se ajustan a mercados sobrecalentados, por ejemplo, empresas especializadas en recursos naturales, fideicomisos de bienes raíces y préstamos (REITS), acciones de infraestructura y materias primas. Los activos reales como el oro y TIPS, históricamente, se han ajustado exitosamente durante tiempos de estanflación.
Recordemos…La ineficiencia del mercado se pronuncia fuertemente en el corto plazo, sin embargo, en el largo plazo encuentra su eficiencia. La asignación de activos ayuda a reducir la volatilidad y a obtener una mejor recompensa. La paciencia es clave para el éxito de toda inversión.