Por Guillermo Descalzi
Escritor, Periodista y Antropólogo
En palabras de un diplomático europeo: “Es amargo admitir que durante 30 años hicimos hincapié en el diálogo y la cooperación con Rusia. Ahora tenemos que reconocer que no funcionó”. Ese reconocimiento ha sacudido de manera muy especial a Alemania que, desde la reunificación había tenido una relación muy cercana con Moscú. O así se pensaba.
Zeitenwende significa punto de inflexión en alemán y esa palabra explica su histórico rearme. Alemania está en un Zeitenwende, habiendo aprobado el mayor gasto militar en los últimos 83 años, 100 mil millones para el rearme de Alemania, que en 1945 quedó desmilitarizada y sin ejército.
Este es el mayor cambio de la política exterior y de seguridad de Alemania desde la Segunda Guerra y pronto se convertirá en la mayor potencia militar de Europa, la tercera más grande del mundo, detrás de China y Estados Unidos. El fin del pacifismo alemán se sentirá por mucho tiempo y va a recrudecer con el embargo petrolero europeo, que dejará de importar todo el petróleo ruso que le llega por mar.
Eso no sólo cortará una fuente financiera a Rusia, unos 10 mil millones al mes por ese concepto, también pondrá a Europa a competir con todos por el petróleo del mundo y puede sacudir la economía mundial aun más de lo que ya ha hecho.
Lo del petróleo también ha expuesto una falla fundamental en la Unión Europea, que exige unanimidad en sus decisiones importantes. Esta vez, para lograrlo se tuvo que exceptuar a Hungría, que recibe su petróleo por tubería. Por eso, el embargo es sólo al que llega por mar, dos tercios del total. Viktor Orban, su presidente -que se lleva bien con Putin-, había impedido cualquier acuerdo, calificándolo de “bomba atómica” para la economía húngara.
También ha expuesto esa vulnerabilidad en la OTAN, que a su vez exige unanimidad en sus decisiones. La admisión de Suecia y Finlandia está paralizada por el “NO” de Turquía, que exige que se declare terrorista a una facción de los kurdos, aliada de Estados Unidos en la guerra en Siria. Los socios difíciles son peligrosos cuando se exige unanimidad.
El diálogo y la cooperación con Rusia no sólo no han funcionado, también está en juego la preservación del sistema occidental de valores, que enmarcan y modela nuestra política. Luego está la emergencia económica que la invasión ha provocado, y que resulta otra consecuencia que podría sugerirse que no fue del todo inesperada, al menos, para uno de los bandos en conflicto.