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“We are facing an inflection point in history”. Que estamos frente a un momento de inflexión en la historia, dijo Biden, frente a un cambio en el destino. Se refiere a los acontecimientos en Ucrania e Israel. Por ahora el peligro mayor está en el Medio Oriente, puesto a rodar por el grupo Hamás.
Sobre Hamas (“Coraje”), fue la primera organización musulmana en emplear el terrorismo suicida para matar judíos. Comprendió lo útil de la táctica de empujar a Israel a contraataques tan fuertes, con tal pérdida de vidas palestinas que lograrían una victoria moral sobre Israel, volcando al mundo, al menos al mundo árabe-musulman, a su favor.
Explotan la mortífera explosión en el hospital de la Franja de Gaza la noche del 17 de octubre, que mató cientos de palestinos sin importarles que la explosión parezca haber sido producida por un proyectil errante disparado por el Yihad islámico de Palestina, y a pesar de la evidencia al respecto, el mundo islámico se apresuró a condenar a Israel. Hezbolá en el Líbano está cada vez más cerca de una guerra abierta y total con Israel, con apoyo de Irán, dispuesta a volcarse con todo aprovechando la acción de Hamas.
Sólo Estados Unidos puede impedir que Irán y Rusia intervengan en esa guerra y la conviertan en una catástrofe mayor. Es esta circunstancia la que provocó el discurso del presidente en la noche del miércoles 19 de octubre: “We can’t give up on peace in the Middle East’’: No podemos darnos por vencidos en busca de la paz en el Medio Oriente
El discurso de Biden subraya el peligro de esta crisis geopolítica que amenaza con cambiar el tablero mundial. Moscú y Beijing la están aprovechando. Mientras tanto, aquí en casa, el extremismo republicano de ultraderecha en la Cámara de Representantes se ha sentado a contemplar lo que puede llegar a ser un problema monumental. En el último medio siglo Estados Unidos ha sido el único país dispuesto a poner orden en la región, donde a pesar de sus numerosos fracasos, incluidos Afganistán, Irak y Siria, ha vuelto a asumir esa carga.
La muerte y la enfermedad se ciernen sobre Gaza y el veneno se extiende por todo el mundo árabe. No queda mucho tiempo. El peligro más inminente está en que Hezbolá y sus patrocinadores iraníes corren el riesgo de quedar mal si no logran vengar las vidas palestinas perdidas. Los líderes árabes podrían haber hecho un llamado a la calma y a una investigación independiente de la explosión sobre el hospital en Gaza. Lo que parece un accidente masivo producido por palestinos con victimas palestinas, debe llevar a redoblar el esfuerzo para salvaguardar los civiles de Gaza. En lugar de ello, la explosión ha profundizado el odio.
Se trata de un lamentable episodio con profundas implicaciones regionales y mundiales, allá y acá en los Estados Unidos, con uno de los dos grandes partidos políticos del país estancado en una lucha laberíntica provocada por su extremo, mientras los gobiernos del Medio Oriente son tan cautelosos ante la ira de sus pueblos que parecen optar por sabotear la paz. La tragedia de Gaza le da validez a la estrategia de Hamas cuando las bajas palestinas la ayudan a a socavar el apoyo a Israel.
El discurso de Biden, además de mostrar su dolor y apoyo a Israel y Ucrania, pone de relieve la importancia de estas crisis para el mundo entero.