El Gran Receso Inflacionario

Por Manuel Ramos
MSFS, AEP®, CHFC®, LUTCF, CFS, CES, CIS

Predicciones acertadas

Hablar de las señales de una recesión económica o crisis financiera, nos hace sentir que dichos signos provienen de un entorno profético y quizás hasta apocalíptico, ya que se trata de predecir los eventos y consecuencias que habrá de sufrir nuestra sociedad en el tiempo. Sin embargo, los ciclos económicos de auge y retroceso son más predecibles de lo que imaginamos.

Académicamente se establece que cuando el producto interno bruto (PIB) de un país, (producción de bienes y servicios), se contrae por dos trimestres consecutivos, la economía entra en un proceso de estancamiento o recesión técnica.

Durante una recesión los factores de producción son afectados por igual: productores, empresas, trabajadores, consumidores y clientes; todos sufren el impacto negativo en mayor o menor escala y las consecuencias de una recesión. La recesión manifiesta un desequilibrio generalizado de la oferta y la demanda, es decir, se pierde el balance y aumentan los costos por el incremento de la demanda, mientras que la oferta sufre por ser insuficiente.

No obstante, en 2022, las condiciones financieras y los eventos geopolíticos impregnan de ambigüedad el tecnicismo y nos acercan al dilema shakesperiano, ya que el escenario financiero y la publicidad llevan a propios y extraños a la economía, tanto a afirmar como a dudar si realmente estamos en una recesión.

Pero los síntomas se manifiestan en la economía cotidiana de millones de personas en todo el mundo y la contracción del PIB y la hiperinflación indican una recesión de facto, pero no en los términos técnicos que pudimos conocer alguna vez o que las autoridades quieran reconocer oficialmente. Sin duda, la globalización y digitalización de la economía han abierto paradigmas y claroscuros.

Los recesos son eventos normales del ciclo de vida. Después de realizar arduamente una actividad “X”, se debería tomar cierto tiempo para descansar, reajustar el sistema por cualquier exceso, recargar batería e iniciar de nuevo. Sin embargo, en los últimos años, los ciclos de auge y retroceso han sido mucho más recurrentes, profundos y prolongados, socavando la calidad de vida de los participantes económicos y la democracia misma.

La mano visible de las recesiones

En 1759, Adam Smith propuso en La Teoría de los Sentimientos Morales, cómo el mercado logra autorregularse mediante “una mano invisible”. Según Smith, dicha mano invisible (1776, Riqueza de las Naciones) equilibra al mercado y al sistema de precios, donde la ley de la oferta y la demanda benefician al conjunto de la sociedad de una manera práctica e indirecta, donde: “no hay nada malo en que cada persona busque su interés individual”.

Lamentablemente, este concepto de intercambio natural de la acción humana y de los mercados ha sido distorsionado por la intervención de la mano visible de los Estados y sus entidades monetarias, con consecuencias catastróficas para la seguridad de las actuales y futuras generaciones.

Se nos ha enseñado que las causas de una recesión tienen que ver con la sobreproducción, disminución del consumo (baja demanda), falta de innovación y de creación de nuevo capital, fluctuaciones inesperadas, corrupción política, pandemias, surgimiento de cisnes negros, etc. Pero, nunca mencionan cómo es que la intervención de las autoridades monetarias y la creación de los déficits fiscales por los Estados, son incisivos en la formación de una recesión.

¡Claro que no lo harán!  Y no es para menos, ya que los bancos centrales tienen el monopolio de la impresión monetaria (oferta). Entre otras cosas, controlan el coste del crédito (tasas de interés), buscan estabilizar una divisa frente a otras, combaten la recesión con políticas monetarias expansivas, disminuyen o incrementan artificialmente las tasas de interés para estimular el consumo o reducirlo, financian déficits fiscales y excedentes de los Estados, buscan mantener la estabilidad de precios a través del control de la inflación, y como objetivo final… mantener el pleno empleo.

La pregunta es… ¿a costa de qué o de quién?   

Origen de una recesión

Cuando analizamos los ciclos económicos de EE. UU., encontramos que las recesiones han sido antesala de un período de expansión y excesos monetarios. Ya sea que dichos excesos hayan sido para financiar guerras, para estimular artificialmente la economía (reflación) con el fin de superar una recesión, etc. Desde 1948, Estados Unidos ha experimentado 11 principales recesiones con un promedio de 6 años entre cada una y 11 meses de duración. Los periodos de expansión han variado desde un año hasta una década (1).

La reciente recesión de 2020 ha sido excepcional por su “inducción” y manejo por los Estados y autoridades monetarias alrededor del mundo, tanto por su duración, así como por la expansión monetaria y fiscal utilizada sin precedentes, con la idea de evitar una depresión económica y financiera similar a la Crisis de 1929.     

Sin duda, la recesión de COVID-19 ha sobrepasado los promedios de duración, incluye una histórica caída del PIB en poco más del 50%; de tal forma, podríamos considerar que el punto de giro sigue deslizándose por el valle y que su fase de expansión fue apenas perceptible, si es que comenzó alguna vez.

¿Quién paga el precio de un ciclo económico?

Sin duda, los de a pie. Los efectos de las recesiones y sus soluciones monetarias artificiales han sido devastadores para todos los países, ricos y pobres, y en particular, para la vida de millones de individuos que viven con mayor inseguridad social y donde la miseria económica provocada por la solución inflacionaria (emisión monetaria) continúa trasmitiéndose como la misma pandemia.

Es un Gran Receso Mundial si consideramos que se ha puesto en marcha la agenda globalista de El Gran Reinicio (2) con fecha de 2030, y muchos de los aspectos de la economía y sobre todo la manipulación por parte de líderes de gobiernos en conjunto con empresas globales, que están tomando control de la especie humana, en cuanto a sus hábitos de consumo, costumbres, formas de vivir y giros de control de la sociedad impensados hasta hace pocos años.

Cada vez que escucho hablar y predecir a los oráculos de la política económica, cuán bien o mal nos irá en el futuro, me recuerda a los ángeles del Libro de Revelación 8: 13, que al tocar sus trompetas anunciaban las cosas que habrían de ocurrir, pero, más atónito es pensar en las palabras del águila que anunciaba con fuerte voz: ¡Qué mal les va a ir a todos los que viven en el mundo, cuando los otros tres ángeles toquen sus trompetas!

Glosario de términos

Al ciclo económico lo constituyen las siguientes fases:

  • Recuperación: la economía está estancada o crece muy poco.
  • Expansión: fase de mayor crecimiento económico.
  • Auge: momento en que la economía muestra señales de agotamiento.
  • Recesión: se contrae la actividad económica.
  • Depresión: la recesión perdura sin dar señales de mejora o crecimiento.
  • Punto de giro: momento en que la actividad económica alcanza un pico. Inicia la recesión.
  • Valle: momento en el que termina la recesión. Inicia la expansión.

Referencias

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