Invertir en tiempos de guerra

Por Manuel Ramos
MSFS, AEP®, CHFC®, LUTCF, CFS, CES, CIS

“Comprar cuando suenan los cañones y vender cuando suenan las trompetas”.
(Atribuido a Nathan Rothschild)

Las guerras nunca han dejado de suceder y ciertamente no lo harán ahora. Sus escenarios, causas y las formas son cambiantes, pero no el conflicto humano. Comúnmente las crisis presentan oportunidades para invertir. Sin embargo, tiempos de crisis extraordinarias como las que hemos vivido en recientes años presentan también extrema volatilidad de los mercados financieros.

Ya deberíamos haber aprendido que la volatilidad o riesgo, es inherente a los mercados, de hecho, es lo normal. Lo anormal es vivir sin volatilidad. Durante el Gran Confinamiento nos acostumbramos a vivir en un entorno de incertidumbre, una Nueva Normalidad provocada por una guerra de bioseguridad, el COVID-19. Un escenario de guerra bélica en cualquier momento de la historia compromete una respuesta más adecuada a la pregunta… ¿será buen tiempo para invertir?

Antecedentes, efectos de la guerra en el mercado bursátil

El intercambio comercial ha sido una acción humana milenaria, pero los primeros intercambios de acciones bursátiles se realizaron en el siglo XVI, en Amberes, Holanda, hoy Países Bajos. La primera bolsa data de 1602, surgió en la ciudad de Ámsterdam y la primera empresa en cotizar fue la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. La adhesión de otras empresas y el crecimiento exponencial de la naciente industria bursátil llevaron a la primera gran burbuja financiera conocida como la Crisis de los Tulipanes, en 1637.

El precio de los tulipanes empezó a caer de forma radical luego de una exuberante inflación de su precio y todo el mundo quería deshacerse de los bulbos de tulipanes, provocando quiebras y un extremo pánico en los Países Bajos y parte de Europa. La locura se había desatado, nadie se percataba de que los desorbitados precios de los tulipanes no tenían sentido y podrían producir una severa crisis.

A partir de entonces, la especulación y la crisis han sido parte del desarrollo de los mercados financieros en todos los sectores de la economía y sus efectos se acelerarían en los siguientes doscientos años conforme se gestaba la Revolución Industrial.

La Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Es llamada así por haber implicado por primera vez a un número considerable de naciones en un conflicto armado. El 28 de junio de 1914, en la ciudad de Sarajevo, se hizo el primer disparo de la Primera Gran Guerra con el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria a manos de un nacionalista serbio, vinculado a la organización clandestina Mano Negra. Mientras los austro húngaros invadían Serbia, Inglaterra declaraba la guerra a Alemania el 4 de agosto del mismo año.

Tras la invasión de Serbia, las bolsas cerraron al unísono el viernes 31 de julio de 1914. Se pensaba que tras la invasión, el desplome de precios sería imparable. En Londres, la bolsa abrió hasta el 4 de enero de 1915, con horarios restringidos y no se podía cotizar por debajo de los precios alcanzados el 31 de julio anterior. Existía una especie de mercado gris en Londres y Paris, mientras que las bolsas de Berlín y San Petersburgo abrieron hasta diciembre de 1917, interrumpiéndose nuevamente para Rusia debido a la incipiente Revolución Bolchevique.

Durante la Gran Guerra, la inflación subió al menos un 25%. En Nueva York la bolsa estuvo cerrada durante cuatro meses y el Dow Jones se desplomó hasta mínimos históricos desde su creación, recuperándose completamente en 1915 desarrollando un crecimiento vertiginoso hasta el crack de 1929.

La Segunda Guerra Mundial

La segunda gran prueba para la industria bursátil llegó en 1940 con la entrada de la Alemania nazi al mando de Hitler, desatando el pánico en los mercados. La invasión a Países Bajos desencadenó uno de los mayores episodios de histeria colectiva bursátil. El Dow Jones perdió 23% en una semana y el S&P 500 cayó entre 20,5% y 25,8% durante 22 días hábiles. Un año después de estos casos, el mercado subió casi 19% y 9,2% respectivamente, mitigando gran parte de la caída.

Pero el peor desplome del Dow Jones sucedió cuando las tropas japonesas bombardearon la base estadounidense de Pearl Harbour y Estados Unidos respondió con una declaración de guerra. El S&P 500 cayó alrededor de 11 % a un solo día después del ataque. El 11 de diciembre de 1941, Alemania y Estados Unidos se declararon la guerra uno al otro. A pesar de toda esta agitación, el S&P subió un 15,3% un año después. La caída de los índices continuó hasta abril de 1942 y en diciembre de 1945, cuatro meses después de Hiroshima y Nagasaki, los índices ya habían duplicado su valor.

Corea del Norte invade Corea del Sur, 1950

Una década políticamente fría, pero ardiente para los mercados. Los índices subieron a corto plazo. Fue un desplome del 12% en tres semanas. Con la intervención de Occidente en apoyo a Corea del Sur se engendró un estado de optimismo que llevo a la recuperación y nuevos máximos históricos de los índices de precios. A mediados de los años 50´s, la tensión y el nerviosismo de los mercados vuelve a dispararse “por el planeta”. Por un lado, inicia la Guerra de Vietnam, por otro, las tropas rusas invaden Hungría el 4 de noviembre de 1956 y la Bolsa de Nueva York pierde un 18%. En 1957 la economía estadounidense entra en recesión, pero en 1958 el optimismo regresa a los mercados.

Sin embargo, hubo una desaceleración a principios de los años 60´s con la crisis de los misiles en Cuba, que llevo a Estados Unidos y Rusia a una confrontación global. El Dow Jones retrocedió un 24% desde máximos alcanzados en 1960 y la horrible pesadilla termina cuando Nikita Khrushev retira los cohetes y la euforia dispara los mercados casi un 40% marcando nuevos máximos en los siguientes años.

Shock energético, 15 de agosto de 1971

El Nixon Shock y la caída de los acuerdos financieros de Brenton-Woods suplantaron el respaldo de la emisión de dólares con reservas en oro por dólares respaldados por petróleo. Esa convertibilidad creó una gran incertidumbre en los mercados, llevando al Dow Jones en 1972 por primera vez a los 1, 000 puntos y para 1974 había sufrido una contracción del 40%. Dicha contracción coincide con la crisis energética y los ataques de Egipto y Siria sobre Israel en la Guerra del Yom Kippur y el embargo petrolero por parte de los países árabes desata la era inflacionaria estadounidense.

Guerra del Golfo, Irak invade Kuwait, 1989-1991

La invasión a Kuwait por parte de Irak provoca una caída superior al 20% del índice de precios y cotizaciones. Para inicios de 1991 ante las perspectivas favorables de una victoria aliada, los mercados en general se vuelven a disparar. Ni siquiera la Guerra de los Balcanes pudo frenar el optimismo de los mercados financieros que se prolongó durante la década de los 90´s.

Septiembre 11, 2001

El advenimiento del nuevo milenio y el temor del efecto Y2K provocaron una inversión masiva por parte de la administración Clinton que alteró los índices de precios a máximos históricos hasta estallar la burbuja puntocom.La exuberancia irracional y el extremo entusiasmo llevó al índice Nasdaq a los 5,048 puntos. Año y medio después del crack, el índice seguía en caída libre y para octubre de 2002, había perdido un 78% de su valor.

El nuevo milenio fue marcado a partir del 11 de septiembre de 2001, con el ataque terrorista de Al Qaeda a las Torres Gemelas, activando el Artículo 5 del Tratado de Washington, mejor conocido como la OTAN. Esto dio pie a la interrupción de las operaciones bursátiles y posteriormente a la ofensiva sobre Afganistán. A la reapertura de la bolsa el 17 de septiembre, el Dow Jones registró una pérdida de un 7,3%, recuperando el precio antes de acabar el año.

Rusia y Ucrania

¿Se repetirá la historia esta vez?

Desde la Gran Recesión de 2008 a la fecha, la guerra en Siria, la tensión generada por las primaveras árabes y el conflicto de Afganistán han sido protagonistas de titulares bélicos con poco impacto sobre los mercados. La invasión rusa a Crimea en 2014 y los principios de la guerra de Donbas sólo inquietaron los nervios del mercado y continuaron por varios días.

Ahora tenemos como escena real y bélica de nuevo a Putin sobre Ucrania. La implicación es la forma de cómo se desarrolla este conflicto armado, que no tendrá mucho impacto en los índices de precios a largo plazo. Más bien, seguiremos liderados por la Reserva Federal y sus cambios de política con respecto a la inflación y la manipulación de las tasas de interés.

De hecho, desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial hasta su final, el Dow Jones aumentó más del 50%, más del 7% cada año. Durante ambas guerras mundiales combinadas, el mercado de valores creció un 115%. La idea de “comprar cuando hay sangre en la calle” y de comprar cuando suenan los cañones y vender cuando suenan las trompetas resultan ser, literalmente ciertas.

Entonces, se repite la historia de precios bajos en el corto y mediano plazo. Este conflicto militar de Rusia–Ucrania es una tremenda oportunidad de compra. Ya que, si revisamos la historia de los conflictos bélicos del pasado, los mercados terminan recuperando las pérdidas temporales de precios y crecen aún más allá de las expectativas de los inversores. 

La guerra nunca es, ni será agradable, sin embargo, como inversores, debemos aprovechar la contracción de precios temporal a fin de maximizar los retornos de una cartera de inversiones en el tiempo.

Conclusión

De momento, la historia nos deja las siguientes lecciones:

  1. Un conflicto bélico global genera fuertes caídas al principio. Puede durar semanas o meses, aunque también puede extenderse por varios años.
  2. El mejor momento para vender es cuando terminan las guerras ya que los índices siempre han marcado máximos históricos al final de los conflictos.
  3. Los años de prosperidad para los mercados tienden a extenderse en tiempos de paz.
  4. Las guerras, por lo general, son precedidas de tiempos inflacionarios.
  5. Durante la volatilidad de precios, es tiempo de aumentar o reducir posiciones de acuerdo al perfil de riesgo.

¿Será la guerra una buena inversión?

Esto es cuestión de que cada inversor pueda revisar la historia y darse cuenta de que los ciclos son recurrentes y que sólo aquellos que se atreven a tomar ventaja del sonido de los cañones y de la sangre en los mercados tendrán la oportunidad de multiplicar su inversión.

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