Mr. Johnson

Por Guillermo Descalzi

Escritor, Periodista y Antropólogo

Hay bastante tela para cortar en esta semana. Está el nuevo jefe de la Cámara de Representantes, el “speaker” Mike Johnson; están Israel y Ucrania; y está el precipicio fiscal al que entraríamos el 17 de noviembre si la cámara no faculta al ejecutivo a continuar pagando sus gastos…

Y sobre todo esto, tenemos la posición de Estados Unidos frente al mundo, en juego con este nuevo Speaker. El drama de la ayuda a Israel es el primer fracaso anunciado del Speaker Johnson: Pone de relieve las desavenencias políticas que nos dejan como una superpotencia incapaz de apresurarse a ayudar a un amigo en una guerra existencial. La ayuda a Israel que la cámara aprobó la noche del jueves no tiene, tal como es, posibilidad alguna de llegar a la firma del presidente.

Tal es la incertidumbre en el partido republicano en la Cámara de Representantes que nada es seguro, y su fractura en política mundial amenaza con paralizar al gobierno y obstaculizar los propósitos del país en el exterior. No debiera ser así. Lo aprobado para Israel es un proyecto unilateral creado por el Speaker Johnson como una partida de dinero única y exclusivamente para Israel, sin incluir ayuda alguna para Ucrania. El Senado, es seguro, incluirá dinero para Ucrania, lo que devolverá el proyecto a la Cámara, retrasando la ayuda a Israel en medio de su guerra con Hamás. El tema pinta una imagen oscura de disfunción en la Cámara de Representantes, y debilita el proceso político en el país.

La propuesta de Johnson para Israel demuestra cómo el grupo de ocho en la extrema derecha de la cámara impone su línea en cuestiones globales. Junto a la ayuda a Israel colocó un recorte de fondos para las auditorias del Servicio de Recaudación de Impuestos (IRS), condición suya para la ayuda a Israel. Ese recorte obstaculizaría las auditorías a los más adinerados del país, que suelen evitar muchos impuestos mediante maniobras de cuestionable validez. Lo de Israel, Ucrania y el Servicio de Impuestos deja bien claro que Johnson no podrá garantizar mayoría alguna en su partido sin agacharse a su extrema derecha, la dura e intransigente ultra derecha de la cual es miembro.

Biden ha prometido vetar el actual proyecto de ley de Johnson en caso de que llegue a sus manos, pero Johnson sigue adelante con él, lo que evidencia su sometimiento a lo más extremo del partido. De lo contrario corre el riesgo de perder su autoridad, convertirse en otro McCarthy, y ser despedido por su propia gente. Aun así, si llegase a salirse con la suya en esto, no cambiaría la realidad del poder en la capital porque tarde o temprano tendrá que producir medidas que tengan el apoyo de una Casa Blanca y un Senado demócratas. Eso podría llevarlo a depender de votos demócratas, el mismo escenario que indignó a la extrema derecha y provocó la caída de McCarthy.

Si se retrasa la aprobación del paquete de ayuda, se perdería aún más tiempo a sólo dos semanas de la amenaza de un cierre del gobierno que sólo podrá evitarse con un proyecto de ley que será aún más difícil de aprobar que la ayuda a Ucrania en el paquete para Israel. El debate sobre la ayuda pone de manifiesto la enorme división entre los aislacionistas de MAGA, los de Make America Great Again, y la vieja guardia republicana que todavía aboga por el liderazgo mundial de Estados Unidos. La disyuntiva sobre la ayuda a Ucrania muestra el abismo en el Partido Republicano sobre si Estados Unidos seguirá o no como el baluarte del Occidente frente a la amenaza militar Rusa y el surgimiento industrial, comercial y militar de la China.

La extrema derecha parece no darse cuenta de todo esto… ¿O se dará cuenta y eso es lo que quiere?  ¿Cuáles serán sus propósitos? ¿Remecerle el piso a Biden para hacer más atractivo a Trump? Esto ocurre mientras un número cada vez mayor de republicanos en el Senado considera que Ucrania está fuera del cuadro de los intereses de los de Estados Unidos en el mundo. Algunos parecen preferir a Vladimir Putin en vez de que triunfe la democracia en Kiev. El nuevo presidente de la Cámara no ha tardado en demostrarle al mundo que no será un aliado, valga la redundancia, de los aliados de Estados Unidos, ni tampoco para quienes todavía crean que gobernar sea una tarea honorable.

Por otro lado: Mike Johnson es el primer speaker nacionalista-nativista-evangélico en la historia de Estados Unidos, y por nativismo no se entienda indigenista sino de predominio europeo-americano, los “original United Statesians” como se diría.  Su agenda está cerca de la política anti-institucional” de Donald Trump para el gobierno, que el país sea manejado por Él y no por lo establecido en sus instituciones. Johnson marcha al compás de esa agenda anti-institucional. Sus puntos de vista están lejos del gobierno americano tradicional.

En todo caso, esto demuestra que los aislacionistas y nativistas tienen ahora un control casi total del Partido Republicano en la cámara. Hacer que las cosas armonicen no parece estar en el sentir de Mr. Johnson. El nuevo speaker ha optado por colocar píldoras venenosas en los proyectos legislativos de más urgencia. Ayudar a Ucrania e Israel, e impedir un cierrapuertas en el gobierno, requeriría un debate serio con gente seria, y Johnson no parece muy serio en esto.

¿Quién es Mike Johnson, el nuevo presidente republicano de la Cámara de Representantes? (cnn.com)

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