Por Manuel Ramos
MSFS, AEP, CHFC, LUTCF, CFS, CES, CIS
Economista, Analista y Gestor de Inversiones
Antes de continuar con la crónica de la caída de un ídolo y su efecto sobre la economía mundial, demos un vistazo a su origen e historia. Muy pocos estadounidenses saben que el dólar como moneda de curso legal actual es de origen español. El real de a ocho, conocido como “peso duro” fue la moneda más importante del imperio español y del mundo en su tiempo. El duro contenía 27 gramos de plata y en su reverso plasmaba las columnas de Hércules y la frase Plus Ultra.
Dichas columnas simbolizaban a Gibraltar y Ceuta, delimitando el límite del mundo conocido hasta finales del siglo XV. Sin embargo, España fue mucho más allá con el descubrimiento de América. Los reales de a ocho fueron acreditados como “taleros”, por su similitud con la moneda austríaca (thaler), acuñada en Bohemia, territorio dominado por Carlos V, ésta fue la primera divisa universal, ya que circulaba tanto en Europa, América y Asia.
La Casa de la Moneda de México fue el lugar donde se acuñaba, con metales procedentes de yacimientos mexicanos de Zacatecas, Guanajuato y de las minas de Potosí, en Bolivia. Por su pureza y valor intrínseco, la moneda fue aceptada y apreciada por los comerciantes de todo el mundo, incluyendo los comerciantes chinos que sólo aceptaron al peso duro a cambio de sus mercancías.
Antes de la Declaración de Independencia de EE.UU. del imperio británico, las trece colonias de América del Norte utilizaban más los reales de a ocho que las libras esterlinas, ya que los pesos acuñados en México eran más fáciles de obtener que las libras inglesas. Al dólar se le conoció primero como spanish thaler, después spanish daller y posteriormente como spanish dollar.
Cuando surge la emancipación de las colonias, existían varias monedas en circulación. Sin embargo, fue en 1785, cuando el dólar español (el real de a ocho) fue adoptado como moneda oficial de EE.UU., convirtiéndose así en la base del actual dólar estadounidense. Tanto el nombre (spanish dólar) como el símbolo ($) ante una baja oferta de libras esterlinas fueron motivos para provocar la guerra de independencia frente a Gran bretaña. Ambas monedas circulaban por igual y con el mismo valor, hasta que, en 1857, se prohibió el uso de la moneda española.
El dólar como moneda de unidad de circulación se originó el 2 de abril de 1792, aunque las primeras monedas fueron acuñadas en la Casa de Filadelfia Mint, dos años más tarde (1794). Las monedas fueron elaboradas con plata pura y muy similares a las españolas. El dólar de plata se mantuvo en vigencia entre 1794 a 1935. Entre 1971 a 1978 se acuñaron monedas con una aleación de cobre-níquel, el tipo Eisenhower. Para 1979 a 1981, la acuñación fue más pequeña en su tamaño. Además, el dólar fue la primera unidad de cambio en dividirse en unidades decimales.
Al revisar la historia del dólar, vemos como su valor intrínseco, ha venido en deterioro y en particular a partir del 15 de agosto de 1971 a consecuencia del “Nixon Shock”, cuando su gobierno decide cancelar de forma unilateral las resoluciones monetarias y financieras establecidas en 1944 en el acuerdo de Brenton Woods.
La hegemonía del dólar americano se encuentra en una fuerte encrucijada, debido a la reciente emisión monetaria sin precedentes por parte de las autoridades monetarias, con el objetivo de acotar los efectos financieros y económicos provenientes del COVID-19.
Aunque muchos concuerdan que la pandemia llegó de forma inesperada, y otros profundizan sobre un ataque premeditado hacia la coyuntura financiera y económica de los EE. UU. por parte de China; al final, todo redunda en una drástica caída del poder adquisitivo de las naciones, lo que se traduce en menor consumo y producción. Se trata de una situación muy grave y compleja. De hecho, en el caso de Estados Unidos podemos remontarnos a los años de la depresión de los años treinta para encontrar algo similar. Por su parte, Europa atraviesa una contracción económica similar a la Segunda Guerra Mundial.
Como si fuese poco, aparentemente, despúes de 2020 desaparecería el temor y las muertes causados por el virus y dar lugar a la recuperación de la economía, pero la pandemia continúa en 2021 con nuevas olas, transmutaciones del virus, récords de contagios y muertes que impiden la normalización de las actividades económicas.
¿Qué lleva a la devaluación y cómo se manifiesta?
Concretamente, la devaluación de la moneda local se refiere a un menor poder de compra y la del dólar radica principalmente en la escasez de demanda -pues cayó drásticamente la cantidad de inversiones en dólares-, y en el aumento de emisión. Esto último se evidenció considerablemente, ya que el gobierno fue causante directo al provocar la recesión con confinamientos forzados y cierre de actividades en la nación. Esto generó una radical reducción de los niveles de producción, consumo y desempleo en todos los sectores, obligando al Estado a otorgar créditos, subsidios y ayudas directas a los estadounidenses.
La devaluación consta de la pérdida del valor nominal de una moneda corriente frente a otras; por ejemplo, el dólar americano se devaluó 10% respecto al euro, lo que implica una diferencia que se duplicó en el último año.
¿Por qué sucede esto? Pues, hay múltiples razones; por ejemplo, la escasez de demanda de la moneda local o una mayor demanda de la moneda extranjera como sucede en países que se encuentran en crisis como el caso de Argentina y Venezuela.
Falta de confianza, otro factor clave
En síntesis, cayó la demanda de dinero y, al mismo tiempo, la emisión se incrementó. Esto contribuyó a una devaluación del dólar que preocupa no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, por el alcance y la repercusión que esta moneda posee. A su vez, la confianza era una cualidad que abundaba en el dólar y, en 2020, esta confianza se perdió.
Debido a la crisis que la pandemia representó para el dólar por los factores mencionados, la cantidad de personas y países como China y Rusia, que realizaban inversiones en la bolsa en dólares también se vio reducida. Para miles de personas y empresas, invertir en la bolsa y comprar acciones en dólares aseguraba estabilidad económica e incluso ganancias en el mediano y largo plazo. Sin embargo, este contexto afectó notablemente al sistema financiero y ha causado un alto nivel de desconfianza. Los agentes económicos han decidido evaluar otras alternativas para almacenar y cuidar de sus ahorros dando un fuerte impulso al uso de criptomonedas y la búsqueda de nuevos métodos para almacenar valor.
El mundo se altera por la devaluación del dólar
Desde 1944 el dólar cimentó su posición como el depósito preferido de los ahorros globales, el refugio supremo en épocas de crisis y el medio clave para el intercambio de materias primas como el petróleo. Sin embargo, esta posición ha venido diluyéndose con el paso del tiempo. Aunque el dólar americano rige en Estados Unidos y en unos pocos países, su alcance y su repercusión es tal, que prácticamente ninguna nación es 100% ajena al mismo.
Según el portal del Fondo Monetario Internacional, el porcentaje de reservas en dólares de EE.UU. mantenidas por los bancos centrales cayó al 59% en el cuarto trimestre de 2020, el nivel más bajo en 25 años. Algunos analistas afirman que esta situación refleja la disminución del papel del dólar americano en la economía mundial, frente a la competencia de otras monedas que los bancos centrales utilizan en las transacciones internacionales. Cuando un rubro o actividad tan relevante se encuentra en crisis, las consecuencias son graves y afectan a millones de personas. Esto es lo que ocurre actualmente con el dólar debido a un suceso inédito y prácticamente único en la historia: la pandemia del COVID-19. El dólar americano cae y Estados Unidos y los países que lo utilizan como moneda oficial, como así también el resto del mundo, están en alerta. El crepúsculo del dólar avanza y la crónica continúa.