Por Manuel Ramos
MSFS, AEP, CHFC, LUTCF, CFS, CES, CIS
Economista, Analista y Gestor de Inversiones
La deuda nacional sí tiene un impacto sobre la calidad de vida de los ciudadanos, porque al final somos nosotros, a través de los impuestos, los que pagamos los intereses de esta deuda nacional. ¿Y a quién se le debe ese dinero? 36% se le debe al mundo y el resto a corporaciones, individuos, instituciones financieras, etcétera.
Si dividiéramos entre contribuyentes, estamos hablando de USD$228, 000 que cada contribuyente tendría que pagarle al Gobierno para saldar estas cuentas. Bueno, si fuera así, estamos hablando del del contribuyente, el que trabaja, el que produce. Entre toda la nación, per cápita, estamos hablando de USD$ 88,000. Pero esto es la deuda financiada y no es la única deuda que tiene Estados Unidos. Hay una deuda que no está financiada, que es la deuda del MEDICARE. Para el sistema de Medical en California tampoco hay financiamiento.
Tenemos también la deuda de la Seguridad Social, que ya excede a 20 trillones; pero la deuda no financiada, Medicare y Medical exceden a más de 84 trillones de dólares que cuando sumamos a la financiada, que son 98.5 trillones, más Seguridad Social, aparte de las de las financieras del sistema médico de los Estados Unidos, exceden a los 140 trillones de dólares. Es importante entender que esta deuda se financia vía emisión de bonos.
Históricamente el gobierno de los Estados Unidos ha contraído deuda soberana con el pueblo al emitir bonos. Los gobiernos no pueden emitir acciones, lo que hacen es emitir deuda a través de bonos de la Tesorería. Las corporaciones tienen ambas cosas, pueden emitir acciones, al igual que deuda o bonos de corporaciones. Podemos aprender cómo integrar esa diversificación de activos entre acciones corporativos con bonos corporativos y, a la vez, bonos del Estado del California y bonos del Gobierno federal para tener una excelente estrategia diversificada en el terreno de una cartera de inversiones.
“Estados Unidos siempre ha pagado sus deudas”
Janet Yellen declaró recientemente lo anterior. Y puede ser verdad, excepto las cuatro veces que no lo hizo, en 1862, 1933, 1968 y finalmente en 1971, durante el Acuerdo de Bretton Woods. El entonces presidente, Nixon declaró: “He ordenado al secretario de Tesoro que suspenda temporalmente la convertibilidad del dólar en oro”. Han pasado ya cincuenta años y no hemos vuelto a esa convertibilidad. Esto es una muestra de que el Estado, en su soberanía, hace lo que quiere a pesar de las consecuencias que pueda haber.
Pero puede sacársele provecho a todo lo que está ocurriendo hoy en día aquí en los Estados Unidos y alrededor del mundo. En este programa analizamos cómo afecta a nuestras finanzas personales el techo de la deuda nacional.
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